El 8 de diciembre, compañero,
A primera hora en la mañana,
Llego el Maestre Corte y Cartavió,
Venía según dijo,
De parte del Gobernador,
Capitán General,
Presidente de la real audiencia
Y otros anochecidos cargos,
A fundar una villa aquí en el norte
Lo primero que hizo
Llegando a estas tierras,
Fue asistir a Misa en la Alameda.
Después por medio de decretos,
Ordenanzas
Y a son de caja
Y usanza de guerra
Tomó a los pobres indígenas locales
Y los barrio valle adentro

Así nació el pueblo de indios.

A sus amigos españoles
Les dio las calles principales,
Repartió terrenos
Para la plaza
Para la iglesia y para la cárcel.
No creo ninguna escuela
Porque los niños aún eran muy niños
Y los otros habían dejado de ser niños.
Después almorzó
Con los prohombres y su comitiva.
Fue declarado Hijo Ilustre.
Le dieron un galvano
Y a las cinco de la tarde
Se fue rumbo a Santiago
Dejando a Copiapó sumido en la orfandad.

El 8 de Diciembre, compañero
Llego Francisco Cortes y Cartavio
A fundar una villa aquí en el norte
Venia doscientos años atrasado
Y no dio siquiera una disculpa

San Francisco de la Selva de Copiapó
Al echarle agua bendita lo llamó.

Pero esta tierra irrepetible no nació
No con Almagro ni con Valdivia,
Ni con Almagro ni con Valdivia,
Ni por orden de Manso de Velasco.
Tampoco nació con Sinchiruca
Invadiendo los maizales ancestrales.

Copiapó es eterno en la memoria.

Ese 8 de diciembre, compañero
Bautizaron a esta tierra Copiapó
Pero el bautizo era muy tarde
Porque este pueblo
Era un minero ya crecido
Ya estaban descubiertas
Santo Domingo, Jesús María
Y otras vetas.
Ya estaban cabalgando los trapiches,
Ya estaban triturando los marayes,
Ya estaban perforando los barreros
El duro pecho de los cerros.
Ya el oro circulaba en las romanas,
Ya la suela andariega del minero
Profanaba la blancura de la nieve.

Doscientos años compañero
Estuvieron esperando el nacimiento.

Por eso que el caudillo
Un día dijo Basta
Y armó hasta los dientes a sus mineros
Y se fue rumbo al sur
A recobrar la dignidad
Que Santiago siempre
Nos negó.

Y era arrogante don Pedro León,
Altanero como un gallo,
Irreductible como un león,
Valiente como minero,
Espinudo como el chañar.
Pero allá en La Serena
Lo bajaron del caballo
Y el sueño del minero
Se fue rumbo al panteón

El 8 de Diciembre, compañero,
Es la fiesta del recuerdo en Copiapó
La fiesta donde vuelven con más bríos
Los nombre de aquellos
Que encendieron el sol
En este rincón del sur.
Hombre con talla de gigantes
Como Ossa, Carvajal, Van Büren,
Guillermo Matta, el manco Moreno,
Jotabeche eternizando el pensamiento
En las páginas pioneras del Copiapino.
Don Manuel Antonio conjugado la libertad.
El poeta Torreblanca,
Escribiendo en el pecho enemigo
El poema más alto de heroísmo.
Y las nortinas como doña Candelaria
Flora Normilla
O Rosario Orrego.

Salud a los mineros que esculpieron
La página pionera de la historia
A los tranquilos campesinos de la aurora
Que pintaron de verdad la campiña.

A los bravos de Atacama
Que vistieron el uniforme de la Patria
Abrieron un surco de heroísmo, allá en el norte.